Cuando tenemos que presentar un currículo o una carta de presentación a una empresa, tan importante es el contenido como la forma. Es importante tener en cuenta que, quien lee nuestra presentación no nos conoce, no sabe cómo somos, por eso es importante que demos una buena impresión con el único medio con el que contamos para darnos a conocer: nuestro escrito.

Observa la imagen de abajo. ¿Qué mensaje te parece más correcto?

estimado-señor

Podemos apreciar que el mensaje, el contenido, es el mismo, lo que cambia es la tipografía utilizada en la redacción. Piensa en qué primera impresión te producen estas tres diferentes tipografías y cuál es la imagen del candidato que viene a la mente con cada una de ellas.

Seguramente pensarás igual que yo. La más correcta es la primera.

Una tipografía Trebuchet, o cualquiera del grupo de tipografías sencillas, claras y limpias, con trazado curvilíneo y suave, ya sean con o sin serifas (serif o sans serif), y con tamaño 11 ó 12 puntos, puede ser adecuada a la hora de redactar la presentación a una candidatura laboral. En el receptor van a provocar la sensación de que el remitente o candidato es una persona confiable, de carácter afable, estable emocionalmente, que cuida la estética y la calidad en sus trabajos, íntegro y responsable. También es importante respetar un interlineado correcto (1,5 puntos) y alineación justificada de la página, que sumen el orden y la calidad a la buena presencia del escrito.

La segunda tipografía del ejemplo es una Comic Sans. Para escritos informales, a amigos, o para diseños publicitarios está muy bien, pero nunca debe utilizarse en un escrito profesional, ya que no sólo resta credibilidad, sino además provoca sensación de ser una persona poco seria.

Por supuesto, descartaríamos a un candidato que presentase su carta con una tipografía Chiller, o de la familia. Estas tipografías creativas son ideales para cartelería, publicidad, o rótulos de películas. Por ejemplo, ésta para cine de terror es ideal, con sus finales acerados, en punta, los ganchos, la presión vertical e irregular y la vibración del trazado; pero imaginarla en un currículo pone los pelos de punta. El entrevistador o empresario podría pensar tres cosas: primera, que le están tomando el pelo de mala manera;  segunda, que el candidato que redacta el escrito se identifica con esa tipografía, y por tanto sería duro, inflexible y posiblemente agresivo, hiriente como poco, y seguramente de temperamento imprevisible y mal carácter; y tercera, que el candidato tiene un gusto pésimo para tratar de destacar o llamar la atención.

Vemos pues que, tanto nuestra escritura manuscrita, como la escritura tipográfica que elegimos en el ordenador, pueden revelar nuestra personalidad, y con ello adaptarse más o menos al mensaje que, de nosotros mismos deseamos transmitir hacia fuera, hacia alguien que no nos conoce, y provocar impresiones muy diferentes.

Sandra Mª Cerro

Grafóloga y Perito calígrafo

sandracerro.com