Érase una vez…

Podría comenzarse así este artículo que pretende ser un tímido intento de penetrar en la personalidad de dos personajes, regalo indiscutible de la Historia de España, que tuvieron la fortuna de vivir un romance de cuento de hadas pero cuyo desenlace les convirtió, como no podía ser menos, en un mito.

Ha sido para mi un hallazgo encontrar, entre los documentos del Archivo Histórico Nacional, las cartas elegantemente manuscritas que, por distintos pero siempre cariñosos motivos, Alfonso y Mercedes escribieron a su abuela, la reina María Cristina. Pasear por su caligrafía, espontánea y cuidada, que asombra con esa familiaridad campechana, ajena a la Corte y a la Corona, y ese lenguaje tan de hoy, tan cercano pese al siglo y medio atrás y, sobre todo, poder leer entre líneas y, gracias a la Grafología, desnudar el alma de esas letras, es simplemente fascinante.

reina María de las Mercedes

María de las Mercedes nació el 24 de junio de 1860, en el Palacio Real de Madrid. El día de su bautizo fue amadrinada por su tía la reina Isabel II mientras un niño de apenas dos años, su primo Alfonso, asistía ensimismado al acontecimiento. Bien podría decirse que fue ese el instante en que se conocieron.

Mercedes, por circunstancias del exilio familiar, vivió su infancia en Sevilla y más tarde en Lisboa y París, aunque solía regresar a la Corte en Madrid para pasar las vacaciones. Entre idas y venidas, el Destino no pudo evitar el reencuentro con Alfonso y, durante una reunión familiar, surgió el flechazo entre ambos. A partir de entonces las distancias no cesaron de acortarse a través de numerosas cartas de amor.

 

Cuando la vi, me di cuenta de que la quería desde antes de haberla conocido. Desde el primer instante comprendí el porqué de mi existencia – Confesó en una ocasión Alfonso a un compañero de estudios.

Querida abuelita: … – Comenzaba la carta que Alfonso dirigía a la reina María Cristina el día 1 de diciembre de 1877 para anunciarla que, pese a la radical oposición de su madre y la discusión abierta sobre el asunto en las Cortes, había decidido casarse con su prima Mercedes –…asunto del cual depende la felicidad de dos nietos tuyos, que te quieren cual ninguno…

reina María de las Mercedes

Esto unido a la convicción que tengo de que la mejor política en el matrimonio de un rey, es buscar la mayor felicidad posible, que tiene que recaer en la de su pueblo, cuando no sea más, que dándoles el ejemplo de un buen esposo y un buen padre de familia, que es la base de la prosperidad de las naciones; me ha hecho tomar la resolución de unir mi suerte a la de mi idolatrada prima.

La escritura de Alfonso XII refleja pulcritud, cuidado del detalle, una enorme capacidad de entrega a los demás, indudable visión de futuro y, sobre todo, pasión tanto de acción como de pensamiento.

rey Alfonso XII de España

Es clara la muestra de un nivel cultural e intelectual notablemente elevado, de una mente con ideas coherentes y claras que puja por mantenerse entre el cielo y la tierra, entre lo conveniente y lo ideal o soñado. No se podría hablar de Alfonso como una persona irreflexiva pero sí segura de sí misma para perseguir y conseguir sus propósitos, adoptando, si la ocasión se tercia, ciertas actitudes a la defensiva y en rebeldía cuando sus intereses no son aceptados.

Nos encontramos ante un idealista impetuoso y luchador, con dotes de autoridad prudente y espíritu conciliador. No olvida quién es, y es responsable y comedido con sus obligaciones, pero también es cierta su tendencia a anteponer los sentimientos al dictado de la razón.

Su temperamento sociable, afable, generoso y disfrazado de sensatez, cordura y serenidad emocional, esconde un corazón apasionado, presa fácil de ilusiones, y con tendencia a la idealización y a dejarse llevar por quimeras que, desgraciadamente, no siempre tienen un final feliz.

Grafología rey Alfonso XII

Señores diputados, el enlace que voy a contraer, inspirado al propio tiempo que por los más puros afectos del corazón por el conocimiento de las altas prendas que adornan a la que ha de compartir conmigo el Trono de San Fernando y de la Católica Isabel, del mismo modo que motiva vuestros entusiastas plácemes, alcanza sin duda los del país, a quien legítimamente representáis, y merece la unánime felicitación de las potencias amigas (…)

(Discurso de Alfonso XII ante el Congreso de los Diputados, con motivo de su enlace)

 

Quieren hoy con más delirio

a su Rey los españoles

pues por amor va a casarse

como se casan los pobres

 

El 23 de enero de 1878 los madrileños se echaron a las calles de la ciudad para celebrar el tan esperado enlace real, el primero de la historia de la realeza española motivado enteramente por amor. La Reina Isabel II, en abierta oposición a la boda de su hijo con la hija del duque de Montpensier, su enemigo político, no asistió al enlace.

No tengo nada contra la infanta, pero ante Montpensier no transigiré nunca – Afirmó rotunda la reina.

Pese a todo, el rey Alfonso se había salido con la suya, convenciendo incluso al Consejo de Ministros cuyo portavoz zanjó la cuestión diciendo: 

La infanta doña Mercedes está fuera de toda discusión: los ángeles no se discuten.

Un joven rey querido por sus súbditos, salió de la Basílica de Nuestra Señora de Atocha casado y del brazo de su amada e “idolatrada prima” Mercedes. “Carita de cielo” llamaban los españoles a su nueva reina, a la que querían porque la  consideraban buena para el rey, guapa, joven, porque además era española y madrileña y, sobre todo, porque se había casado por amor “como se casan los pobres”.

Reina Mercedes de España

La escritura de María de las Mercedes nos sugiere delicadeza y una capacidad casi puntillosa para analizar todo lo que le rodea. Mercedes es pasional, al igual que Alfonso y, pese a sus aparentes dulzura, timidez y fragilidad, oculta un contrapuesto, casi sorprendente, incisivo y por cierto nada sutil carácter autoritario, propio de las niñas que no se dejan dominar ni consienten que se les lleve la contraria. Es una persona sencilla, nada orgullosa, a la que no le gusta destacar con su presencia y que, en los círculos sociales, prefiere dedicarse a observar a su alrededor y sacar conclusiones que se guarda para sí.

Hablamos también de una inteligencia tan sobresaliente como su nivel cultural así como también de una mente de ideas claras, ordenadas y consecuentes con su proyección pero, y sobre todo, demasiado fijas, pudiendo llevarlas incluso hacia cierto nivel de obsesión. Podría decirse de Mercedes que es una gran observadora más subjetiva que objetiva en sus apreciaciones, y que cuando imprime su carácter en una decisión la empuja y mantiene hasta las últimas consecuencias sin importarle qué o a quién se lleve por delante.

También es ella llana, transparente, sin dobleces y tan sensible y apasionada como Alfonso, dos caras, sin lugar a dudas, de la misma moneda que la suerte o el Destino quiso lanzar al aire sin contemplaciones.

Grafología reina MercedesGrafología María de las Mercedes

En la carta de esta muestra, fechada en abril de 1878, Mercedes anuncia a su abuelita que se está recuperando de un aborto:

Podrá usted figurarse lo mucho que he sentido el percance que tuve, ya estoy completamente bien y quiera Dios que a la próxima no suceda lo mismo.

¿Dónde vas, Alfonso XII,

dónde vas triste de ti?

Voy en busca de Mercedes

que ayer tarde no la vi.

Pero no hubo ninguna “próxima” vez. Cinco meses después de su boda, Mercedes comenzó a tener desvanecimientos que, contrariamente al pensamiento bienaventurado de un nuevo embarazo, los doctores diagnosticaron como fiebres tifoideas. El 24 de junio, mientras las salvas de los cañones anunciaban su dieciocho cumpleaños, la reina María de las Mercedes recibía la extremaunción. Murió a las doce y diez minutos de la mañana del día 26.

El manto que la envolvía

era rico terciopelo

y en letras de oro decía:

«Ha muerto cara de cielo»

 

Dicen que Alfonso XII se encerró en sus habitaciones para llorar como un hombre y no como un monarca. Por obligaciones dinásticas se vio obligado a casarse y lo hizo con María Cristina de Habsburgo pero nunca la amó. Se convirtió en un rey perdido entre mujeres y tabernas, y murió de tuberculosis, en noviembre de 1885, dejando a su esposa embarazada del que sería el futuro rey Alfonso XIII.

Catedral de la Almudena, Madrid

La reina más enamorada fue también la más efímera de las reinas de España. Murió sin descendencia, por lo que no pudo ser enterrada en el Panteón Real del Monasterio del Escorial, así que sus restos se preservaron para descansar en la que sería la futura Catedral de la Almudena, en Madrid. Y allí reposa, desde el año 2000, el cuerpo de la reina madrileña, en cuyo sepulcro por siempre reza la esquela: María de las Mercedes. De Alfonso XII su dulcísima esposa.

Ver también el video-documental «Grafoturismo por Madrid» – Episodio 3 – María de las Mercedes, Reina de España.

YouTube video

Sandra Mª Cerro

Grafóloga y perito calígrafo

sandracerro.com

Créditos de los manuscritos: 

Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo Histórico Nacional:

  • DIVERSOS-TITULOS_FAMILIAS,3471,LEG.346,Exp.1
  • DIVERSOS-TITULOS_FAMILIAS,3472,LEG.350,Exp.1